De los esquemas reflejos a los esquemas de acción
Los esquemas de la teoría genética son siempre esquemas de acción La conservación de la organización de las acciones que conforman los esquemas, indican un cierto grado de equilibrio en los intercambios del recién nacido con el mundo que los rodea. En el transcurso de estos intercambios, muy pronto los esquemas comienzan a mostrar desajustes. La asimilación de los objetos al conjunto organizado de acciones que configuran el esquema encuentra resistencias y provoca desajustes.
Mediante este juego, entre la asimilación y la acomodación a través de ajustes y desajustes, los esquemas reflejos se ven sometidos a un proceso de diferenciación que conduce a la elaboración de nuevos esquemas que ahora ya no son reflejos, adaptados a ciertas clases de situaciones de objetos. Así, aparecen nuevos esquemas de acción, esto es, organizaciones de acciones que se conservan a través de la situaciones y objetos a los que se aplican.
De esta forma, durante los primeros meses de vida, el bebé construye progresivamente una serie de esquemas de acción, marcos asimiladotes que el permiten atribuir significaciones al mundo que lo rodea, lo que le permitirá ir estructurando la realidad que encuentra a su paso.
Hacia el segundo año de vida, una observación minuciosa, del comportamiento del niño, muestra la existencia de un gran número de esquemas de acción diferenciados. Así se definen las primeras estructuras intelectuales: las leyes de composición interna, de asociatividad, de reversibilidad, y de identidad que caracterizan el grupo de desplazamiento y que permiten una estructuración espacio temporal y causal del universo práctico.
Entre los 18 y 24 meses, aparece la función representativa en la cual aparecen esquemas de acción interiorizados, los cuales constituyen verdaderos marcos asimiladotes que permiten atribuir significaciones a la realidad.
Las operaciones con esquemas de acción interiorizados que aparecen agrupados en totalidades. También se las llama "estructuras operatorias". En esta primera etapa, las operaciones se refieren a estructuras concretas, pero sería aplicable también, más adelante, a las estructuras formales.
Equilibración
La secuencia equilibrio-desquilibrio-equilibrio de esquemas y estructuras resulta del juego entre la asimilación y la acomodación, y se explica mediante:
a. la perturbación: o la resistencia que encuentran los sistemas para ejercer su capacidad asimiliadora.
b. la regulación: éstas tienen lugar a partir de las perturbaciones que se generan en algunos casos.
c. la compensación: finalmente, las regulaciones desembocan en compensaciones en tanto representan acciones en sentido contrario de manera que tienen un efecto neutralizante. Éstas pueden tener una doble orientación, o bien se dirigen a neutralizar la perturbación diferenciando el esquema inicial para acomodar al elemento perturbador (compensaciones por reciprocidad) o anulan la perturbación modificando el esquema en sentido inverso.
En definitiva, el problema que intenta resolver este modelo es el del desarrollo y el de la construcción de esquemas que es caracterizado como un proceso ininterrumpido que conduce de ciertos estados de equilibrio a otros estados de equilibrio superior, pasando por sucesivos desequilibrios y reequilibraciones.
Entre la totalidad de marcos asimiladotes de los que dispone una persona en un momento determinado de su desarrollo para atribuir una significación a sus acciones y a a realidad con la que interactúa, Piaget opera una selección muy estricta. En el nivel de la inteligencia sensoriomotriz, estudia prioritariamente los que se refieren al objeto permanente y a la estructuración de la causalidad, del tiempo y del espacio prácticos.
Desde la perspectiva del aprendizaje escolar, el problema reside entonces en saber cómo hay que movilizar las formas de pensamiento a disposición del alumno para que pueda apropiarse de un objeto de conocimiento, esto es, para que pueda construir un marco asimilador de la parcela de la realidad a la que se refiere el objeto de conocimiento. Las estructuras o formas de pensamiento no deben concebirse como algo que tiene una existencia propia, independiente de todo contenido que el sujeto podrá utilizar a voluntad cada vez que se enfrente con un objeto o situación que lo requiera.
Un esquema de conocimiento sería pues la representación que posee una persona en un momento dado de su historia sobre una parte de la realidad, éste puede ser más o menos rico en información y detalle, estár más o menos organizado y de coherencia interna variable. En definitiva, un esquema de conocimiento comporta esquemas de acción y esquemas representativos en el sentido piagetiano.
La equilibración de los esquemas de conocimiento
El equilibrio se mantiene cuando la acción asimiladora que ejercen los esquemas activados, permite aprehender totalmente el objeto de conocimiento. Lo usual es que el objeto oponga resistencias a dejarse asimilar total y parcialmente por los diferentes esquemas activado; o que la acción asimiladora ejercida genere resultados contradictorios.
Las regulaciones compensadotas que resultan de esta actividad pueden ser de naturaleza e interés diverso, desde negar las perturbaciones atribuyéndoles un carácter accidental pasando por la substitución pura de los esquemas hasta la ampliación o revisión de los esquemas iniciales dando lugar a una diferenciación de nuevos esquemas de conocimiento.
Desfase óptimo: entre los esquemas de conocimiento del alumno y el objeto de conocimiento propuesto. Cuando el objeto de conocimiento está excesivamente alejado de los de los esquemas de los que dispone el sujeto, éste no podrá atribuirle significación alguna y el proceso de enseñanza/aprendizaje será incapaz de desembocar en un aprendizaje verdaderamente significativo. Probablemente se obtendrá una memorización de escaso o nulo valor funcional. Inversamente cuando el objeto de conocimiento no oponga resistencias a dejarse asimilar por el conjunto de esquemas del alumnos, el proceso se verá igualmente bloqueado a l no producirse un nivel de motivación mínima que justifique su realización.
Factores motivacionales: el nivel de motivación está relacionado con el grado de desequilibrio. Este manejo de elementos motivacionales no depende solo de la elección del objeto de conocimiento sino también con la forma en que éste es presentado al alumno. Lograr un grado de desequilibrio óptimo propicia la toma de conciencia de éste.
La existencia de los procesos educativos sistemáticos es la voluntad de explícita de intervenir en el aprendizaje del individuo con el objeto de colaborar con la construcción de sus esquemas de conocimiento. Por lo tanto, se espera de la intervención pedagógica que ésta proporcione las herramientas necesarias como para que pueda hacer posible la superación del desequilibrio generado.