Resumen de la conferencia presentada en el IV Congreso de Educadores de La Rioja, Junio 2009
Graciela Paula Caldeiro
En los útimos años, el acceso a la red se ha ampliado notablemente facilitando el acceso al conocimiento de muchas personas y achicando la temida brecha digital. Este contexto hace que la escuela, como nunca antes, haya perdido la hegemonía respecto a ser el espacio por excelencia en el que se concentraba el saber... ¿es hoy la escuela innecesaria? Quizá esta sea una pregunta desafortunada, más útil en cambio reguntarnos ¿qué tipo de escuela es hoy necesaria?
Más allá de entrar en detalles estructurales que exceden al tema de esta disertación, la cantidad de personas que en argentina tienen acceso a internet se ha incrementado notablemente en terminos procentuales, dando cuenta de una tendencia ascedente.
Según las proyecciones actuales, en Argentina actualmente, la conectividad está al alcance del 42% de la población1, duplicando prácticamente la cifra de cuatro años atás. Este acceso a los servicios de la Red de redes, tiene sin duda una notable incidencia en aspectos sociales y culturales frente a los cuales, la escuela no puede permanecer al margen.
Desde hace un poco más de un par de años, se habla con gran asiduidad de la web 2.0. ¿de qué se trata? El término expresa en códigos informáticos una revolución dentro de la misma Internet, un salto cualitativo desde la web 1.0 que caracterizó a los años 90.
Fue Tim O'Reilly quien en el 2004 creó el término web 2.0 con el que se hace referencia a una nueva versión de la red de redes en la cual los usuarios se transforman en productores de contenidos accediendo a múltiples servicios en línea diseñados para favorecer la colaboración y el intercambio.
La web 2.0 implica una evolución que desafía los conceptos tradicionales de los medios masivos de comunicación porque supone un usuario genuinamente activo. La consecuencia directa de este nuevo paradigma comunicacional, que representa un quiebre de la unidireccionalidad, es la hipersegmentación de la audiencia, fenómeno que desencadena cambios muy significativos en el plano periodístico, comercial... ¿y por qué no académico?
Efectivamente, la web 2.0 representa una instancia en la cual la información fluye en múltiples dimensiones, fenómeno frente al cual la escuela no puede permancer al margen. Espacios en línea como Blogger, Wikipedia o You Tube son ejemplos emblemáticos de la web 2.0 y representan una interesante oportunidad para las prácticas escolares.
De acuerdo a un estudio presentado por Elena Martín2 de la Universidad Autónoma de Madrid, el impacto de las TICs en el aprendizaje es difícil de medir en el corto plazo, especialmente porque este impacto es de naturaleza esencialmente cualitativa.
Estos cambios cualitativos se basarían en las siguientes características implícitas en el uso de las TICs:
Formalismo: las TIC exigen sin duda una planificación deliberada de las acciones, no es posible utilizarlas sin un plan previo, una organización preliminar del trabajo.
Interactividad: al implicar una relación activa en varias direcciones, la intervención del docente es especialmente exigida en términos de adaptación.
Dinamismo: muchos de los recursos permiten observar procesos y conceptos complejos que de otra manera serían difíciles de analizar.
Multimedia: los recusos multimedia permiten integrar, complementar, ejemplificar. Esto demanda desarrollar la capacidad de generalización.
Hipermedia: el hipertexto supone una ruptura de la secuencialidad3 y exige una capacidad diferente de parte del rol del lector. Facilita la autonomía pero simultáneamente demanda una capacidad de concentración mayor.
Conectividad: la noción de trabajo en red jerarquiza la importancia del trabajo grupal, supone una distribución de la inteligencia y un replanteo de las formas tradicionales de trabajo.
Considerando entonces esta perspectiva cognitiva, podríamos inferir que el uso de TICs en escuela:
Aprender con la computadora emula el método socrático en tanto permite al sujeto descubrir por sí mismo cuál es su potencial. En este sentido, el uso de las TICs prioriza la relevancia de las competencias para alcanzar un aprendizaje significativo porque no solo demanda una planificación deliberada del trabajo sino que el sujeto, al interactuar con las TICs necesita adaptar su nivel de interacción a los requerimientos del caso, construyendo su propio ritmo de aprendizaje frente al desafío que impone la tecnología misma.
El pensamiento en red es una de las posibilidades más representativas del uso de las TICs, en efecto los alcances del trabajo cooperativo se proyectan más allá de la escolaridad misma y expresan el modo en que se configura la Sociedad de la Información como nunca antes en la historia.
Por otra parte, las TICs permiten trascender los límites físicos del aula, propiciando la interacción de diferentes grupos dentro y fuera de la institución.
Aprender sobre las TICs implica desnaturalizar su utilización. Efectivamente, en la cultura de los adolescentes, el uso de las tecnologías de la comunicación esta espontáneamente incorporado a la vida cotidiana. Sin embargo, esta aproximación intuitiva suele pasar por alto el verdadero alcance de éstos recursos, su impacto sobre el aprendizaje y la posibilidad de utilizarlo en beneficio propio. De esta manera, consideramos que conocer sobre este tipo de contenidos, permite revelar el potencial de las TICs como herramientas al servicio del conocimiento.
Los trabajos interdisciplinarios permiten una mirada abarcadora de la realidad que amplía cualitativamente la noción tradicional del aprendizaje escolarizado. Así, el trabajo en equipos que potencia la naturaleza misma de las TIC, favoreciendo la relación entre diferentes áreas del saber de manera tal que facilita la intervención y complementariedad entre docentes de distintas asignaturas.
Los alumnos, se desenvuelven intuitivamente en los entornos virtuales aún cuando estos no sean aprovechados en los términos en que serían más útiles para el aprendizaje. En este sentido, la escuela tiene la gran oportunidad de rescatar estos saberes previos en el sentido en que son demandados por la sociedad de la información.
La sociedad de la información ha llegado para quedarse. La consecuencia más obvia de esta nueva realidad es que en este contexto, la escuela ha perdido su hegemonia en cuanto a la distribución del conocimiento. El acceso a la información definitivamente, ha dejado de ser un problema. La dificultad reside ahora en seleccionar, comprender e interpretar. Lo procedimental adquiere una importancia decisiva y la escuela debe rediseñar sus propuestas para estar a la altura de lo que las nuevas generaciones necesitan.
El uso de la red es para la mayoría de nuestros alumnos, una instancia de entretenimiento más que una puerta de acceso al saber. Como tantas veces se ha dicho, este enfoque parcial del uso que se hace del web, es uno de los aspectos que deberían revertirse desde los proyectos de Nuevas Tecnologías. No porque sea inadecuado ver a la red como un espacio para el esparcimiento o la interacción social (que sin duda lo es), sino simplemente porque la red es mucho más que eso.
Y en este contexto en que la televisión como tradicional fuente de entretenimiento pierde prestigio y televidentes, los juegos en red, poseen un lugar importante en determinadas poblaciones de alumnos. Un juego en red es un sofisticado programa que, instalado en un servidor permite la interacción de múltiples jugadores que, aliados o enfrentados entre sí persiguen un objetivo -generalmente de conquista- camino al cual, se suceden un número variable de batallas simbólicas. Estos juegos, de complejas reglas y con frecuencia, prolongados en el tiempo, implican largas horas de interacción con la computadora (y con otros jugadores) en los que se desarrollan diferentes actividades que van desde el cálculos estratégicos, importantes despliegues logísticos, hasta destrezas lingüísticas o la manipulación psicológica de otros jugadores.
Todo este intercambio del que damos cuenta, es en definitiva una red que conecta personas. El concepto de red social, no es, en última instancia, un concepto técnico... porque ya sea para trabajar, estudiar, comerciar o jugar, permite que las personas se conozcan y formen grupos en función de intereses comunes.
Sin embargo, aun frente a la enorme prosibilidad de internet de abrir todo tipo de fronteras, la gran mayoría de los jóvenes utilizan internet para solo interactuar con sus pares más cercanos a través del chat que reemplaza el lugar que décadas atrás tuvo tenido el teléfono. No es este un dato menor y nos lleva otra vez a la oportunidad que tiene la escuela de asumir un rol revelador respecto al potencial de la web y sus aplicaciones.
Con frecuencia se afirma que la aplicación de la tecnología por ea tecnología misma no implica un cambio positivo en las prácticas educativas. Esto es correcto siempre y cuando no se trate de una simple excusa para no asumir que:
el docente debe abandonar su rol directivo en las intervenciones para transformarse en un facilitador,
aprender a trabajar en equipo es una necesidad no solo en relación a los alumnos sino del mismo trabajo profesional docente
la escuela debe repensar desde las consignas hasta la evaluación, desde la planificación a la construcción del conocimiento...
se trata de una realidad cambiante en donde el docente debe capacitarse constantemente
El segundo mito que circula es que las nuevas tecnologías son solo “herramientas”, como la tiza y el pizarrón, como la calculadora, como un planisferio. Creo que estas afirmaciones parten de un gran desconocimiento de lo que las nuevas tenologías permiten:
trabajo colaborativo sincrónico y asincrónico,
democratización de la información,
producción y publicación de contenidos en formato hipertextual o multimedia.
¿Es entonces lo mismo un blog que un libro de texto? ¿Wikipedia que el diccionario? Aún cuando consideremos a todos estos recursos, complementarios, es exigencia para la escuela reformular las estrategias que le permitan forzar a las nuevas generaciones a la realidad de un mundo en donde el capital por excelencia es el conocimiento.
Sin embargo, en este momento de grandes cambios, la escuela se presenta como un escenario en donde se enfrentan posiciones antagónicas en donde muchos docentes se resisten a la incorporación de las nuevas tecnologías a la práctica de la enseñanza. Cuando esta resistencia no obedece a genuinos impedimientos de infraestructura escolar, cabe espacio para una seria reflexión sobre la brecha que aleja a los alumnos de los docentes y al conocimiento de la escuela. En este sentido, podemos identificar tres actitudes estereotipadas en los docentes:
Actitudes controladoras: en estos casos, los docentes, anticipándose a la “trampa” prohíben el uso de buscadores on line y la utilización fuentes bibliográficas virtuales. Una estrategia similar pero indirecta, consiste en exigir trabajos manuscritos (que supuestamente obliguen a los alumnos a leer los contenidos)
Actitudes evasivas: los docentes ignoran el recurso y evalúan los trabajos de los alumnos sin considerar las características particulares de las herramientas utilizadas. Efectivamente en estos casos, se sustentan las fantasías de los alumnos que habla de un saber procedimental que escapa a la cultura de sus profesores.
Actitudes comprometidas: los docentes plantean consignas teniendo en cuenta el tipo de recursos de los que los alumnos disponen. Promueven el uso inteligente de los buscadores de internet y asisten a los alumnos en el uso de las NTIC.
La tercera de estas estrategias, acepta la disponibilidad del recurso pero prevee que el modo en que se plantean las consignas deben responder a ciertas características puntuales a fin de que la propuesta resulte provechosa para el aprendizaje tanto de contenidos conceptuales como procedimentales. Es de esperar que las nuevas generaciones docentes, formadas ellas mismas en el contexto de la sociedad de la información, pertenecerán a este último grupo y serán los artífices de las transformaciones que ya se han puesto en marcha.
Por otra parte, la red de redes se presenta como el espacio ideal para la formación docente, no solamente por el acceso a la información sino por la variedad de propuestas de capacitación en línea que aumentan año tras año. Estas alternativas de capacitación ganan terreno con respecto a la formación presencial porque son más económicas y permiten superar las limitaciones del espacio geográfico.
En el IES Juan B. Justo, una escuela del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, estamos implementando desde el 2007, un proyecto interdiciplinario en relación a las TICs. Nuestra experiencia ha buscado simultanemante capacitar y motivar a los docentes, al tiempo que desarrolló un programa de contenidos teóricos en relación al uso de la tecnología que abraca todo el ciclo sencundario. El proyecto hace énfasis en la interdisciplinariedad, la autonomía, la metacognición y el trabajo autónomo. Con ligeras modificaciones y adaptaciones, el proyecto continua vigente en la actualidad.
Ver nuestro blog: tic-iesjbj.blogspot.com
BURBULES, N y CALLISTER, T (2001) “Cap. 1: Las promesas de riesgo y los riesgos
promisorios de las nuevas tecnologías de la información en la educación” en Educación: riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información” , Buenos Aires, Granica.
CAÑAS, Ll (et al.) (2003). Herramientas para construir y compartir Modelos de Conocimiento.
CASTELLS, Manuel (2001) La Galaxia Internet. Areté: Barcelona
CUKIERMAN, Uriel (2007) Las TIC´s: “totem” de la sociedad de la Información y el Conocimento, en Educacion y tecnologías, Virtualidad en el mundo del conocimiento, Edutic 2007
DIXON, Nancy (2001) Conocimiento Común. Oxford University Press. Cap 1 y 2.
LITWIN, E (1997) “Cap. 1: La tecnología y sus desafíos en las nuevas propuestas para el aula”, en Enseñanza e innovaciones en las aulas para el nuevo siglo. Buenos Aires. El Ateneo.
LUCERO, M. M. Entre el trabajo colaborativo y el aprendizaje colaborativo en Revista Iberoamericana de Educación (enero-abril 2003)
MOLINA, José Luis (2003) El análisis de redes sociales. Una introducción. CIS: Madrid. Cap 2.
POSTMAN, N (1994). "Tecnópolis. La rendición de la cultura a la tecnología"
POZO, J.I. (1994), “Cap. 1: Aprender a resolver problemas y resolver problemas para aprender”, por María del Puy Pérez Echeverría y Juan Ignacio Pozo Municio y “Cap. 5: La solución de problemas como contenido procedimental de la educación obligatoria”, por Juan Ignacio Pozo Municio y Yolanda Postigo Angón, en: La solución de problemas, Santillana, Madrid, pp. 14 a 50 y pp. 5; pp. 180 a 212.
RODRIGUEZ ILLERA, José Luis (2004) El aprendizaje virtual. Enseñar y aprender en la era digital. Homo Sapiens Ediciones.
SALOMON, G., PERKINS, D. Y GLOBERSON, T. (1992), “Coparticipando en el conocimiento: la ampliación de la inteligencia humana con las tecnologías inteligentes”, en: Comunicación, lenguaje y educación Nº23
SERRA, A. (1999) Tres claves para entender el fenómeno Internet. La Factoría Web.
Fuente: https://www.internetworldstats.com/sa/ar.htm
Martín, Elena (2007) “El impacto de las TIC en el aprendizaje”, ponencia presentada en el seminario internacional “Como las TIC transforman las escuelas”, Buenos Aires
Caldeiro, Graciela (2005) De lo lineal a lo hipertextual