Ser alumno o dejar de serlo…esa es la cuestión!

Ana María Salazar(*)

En ocasiones pienso sobre si hay una identidad de alumno, y en ese caso, cuáles son las cosas que definen al alumno. En definitiva, podría preguntarme:¿qué significa ser alumno?.

Según Barbier J.M,1 la identidad puede ser definida como “un producto de la práctica”. Contrariamente a lo que se cree, no se trasmiten conocimientos, sino que se organizan experiencias y los actos y esas experiencias dejan en la personalidad una base. Por lo tanto: se aprende actuando y la identidad se transforma en dicha práctica.

Esta cuestión me lleva nuevamente a reflexionar. Si es cierta la idea que la identidad se construye teniendo como base la experiencia de alumno, podemos entonces pensar…cómo cada uno fue transitando el camino del aprendizaje. Podríamos repasar, en qué medida la propia identidad lograda durante el cursado de la carrera, permite que se produzca la mágica transformación de alumno en profesional destacado. En cuanto al conocimiento: forma parte éste también de la identidad del alumno?. Aprender trae consigo la necesidad de conocer, descubrir y experimentar, y en esa aventura se construyen ,re-construyen y descartan ideas, posibilitando así nuevas experiencias. La manera de entender y vivir el estudio y el papel de alumno, no surge sola, no “se nos pega” cada mañana; crece con y en cada uno ,modificándose con cada elección.

Sigoo con mi meditación .La etimología de la palabra alumno proviene del latín :alumnus (del verbo alo, alere),lo cual significa: alimentar, crecer. Es este es un proceso cotidiano, logrado en lo particular (aún cuando se desempeña muchas veces en grupo), a través de la participación comprometida en clases, la investigación ,la lectura, la práctica profesionalizante. Alimento que se traduce en el conocimiento especializado de la temática sobre la cual gira la carrera elegida.

Llegando a las puertas del egreso, puede parecer entonces que esa identidad, que llevo sus años forjar como alumno, ahora está corriendo el riesgo de…perderse?. Diría mejor , que es una transformación, cambia hacia una forma evolucionada ,crecida, para seguir en origen latino del vocablo alumno. Pero como todo proceso de cambio, genera inseguridades, desconfianzas (de los propios recursos y del medio en el cual desempeñarse profesionalmente).Surge la pregunta entonces :”¿Tendremos las llaves para poder hacerlo?”.La chance vuelve a estar en la propia identidad. Cómo?...logrando posicionarse sobre las fortalezas alcanzadas a lo largo de la formación, identificando y desmitificando (en algunos casos) debilidades reconocidas. Seguramente que se sentirán amenazas que sacuden la identidad y con ella la seguridad alcanzada, pero …que desafío lograr transmutarlas en oportunidades que favorezcan retomar el control de la situación y motivar-se a mas!.

La sólida formación académica brindada por los docentes, la confianza en los aprendizajes construidos, las expectativas de mayores logros, el compromiso y trabajo en equipo (no sólo en grupo), son la esencia para llegar a buen puerto .

Para finalizar el escrito, pero para seguir con la reflexión, creo que la identidad está en la propia maleta, formada por un conjunto de expectativas (propias y ajenas) y de experiencias, que se forjan con el tiempo. En ella caben emociones, actitudes, reacciones, propuestas, decepciones y cambios. Pero fundamentalmente, las ganas de alcanzar la meta planeada en el comienzo de la formación profesional.

Invito a los lectores a comentar su opinión en base a la experiencia propia, para construir juntos esta idea sobre la mutación del rol de alumno o bien si se trata de un nuevo y diferente rol el ser profesional.


(*)Ana María Salazar es psicopedagoga Especialista en Orientación y Asesoramiento psicopedagógico. Web site: Psicopedagogía para Todos

por Graciela Paula Caldeiro